Innovación

“La innovación es el proceso de crear valor aplicando soluciones novedosas a problemas significativos”

Joe Dwyer

La innovación, ¿es algo nuevo o es una moda?

Seguro coincidimos en que no es algo nuevo ni una moda. Grandes descubrimientos e invenciones han plagado la historia del hombre en su evolución. Desde el fuego, las primeras armas primitivas hechas de piedra y madera, la rueda, hasta cosas más disruptivas (en su escala) como la energía eléctrica, la máquina de vapor, la imprenta, el internet, el computador, etc…

rueda antigua

¿Somos todos innovadores? ¿Es exclusiva o excluyente?

Estamos llenos de signos que nos dan fe y evidencia que el cambio y la innovación ha sido materia del ser humano desde sus mismísimos orígenes; sin embargo, es un tema que pareciera no ser natural o endémico de la especie. Es decir, pareciera ser que dichos cambios y transformaciones obedecen solo a “algunos eruditos” o que el gen innovador está reservado para una clase especial de persona.

Este paradigma o esta creencia mucho se alimenta de cómo ha sido el orden “social-económico” de nuestra historia. Es decir, la importancia del rol de la innovación y el cambio, ha sido empujada por cómo hemos sido ordenados socialmente desde nuestros tiempos como nómadas, pasando por la integración en ciudades, la revolución industrial, la revolución digital (computadoras), y recientemente la revolución en telecomunicaciones, inteligencia artificial y biogenética.

nave espacial

En el pasado, el orden social había empujado a que una parte importante de la innovación se diera en el laboratorio de científicos, en las aulas de matemáticos o en la sala de experimentos de profesores investigadores. Este “tipo de Innovación”, la innovación tecnológica, secuestró durante algunos años todo lo que alrededor de innovación se entendía. Al paso del tiempo y debido a cambios en el orden social (globalización, mercados abiertos, democracia) el mercado comenzó a impulsar de forma importante que la innovación se moviera a la cancha del consumidor dando pie a la innovación de productos o servicios. La consolidación de manufacturas en masa orillo a que la innovación de procesos tomará relevancia en el plano de los cambios necesarios. Y más recientemente reconocemos un nuevo tipo de innovación conocida como innovación en el modelo de negocio, que se centra en cómo rediseñamos la forma en la que una organización diseña, crea y entrega su valor al cliente.

Hoy día, la innovación en modelos de negocios en conjunto con las innovaciones tecnológicas de los últimos años (comunicaciones, internet, geolocalización, etc) ha “democratizado” tanto el acceso como la necesidad de innovar de para muchos.

Entorno VUCA

VUCA

El resultado de la interconexión tecnológica, económica y social del orden mundial nos pone retos que son propios de esta era, y que se caracterizan por tener un entorno con características particulares. Desde los años 90´s para acá, se ha popularizado la utilización de un término que originalmente se acuñó por la US Army para describir los tiempos posteriores a la guerra fría. Pero que hoy día es parte del lenguaje común en el argot de la estrategia empresarial.

V = Volatilidad
U = Incertidumbre (uncertainty)
C = Complejidad
A = Ambigüedad

La realidad actual de nuestros negocios es que operan en un entorno con estas características en donde todo cambia muy rápido y no es fácil o previsible saber la dirección o consecuencia de esos cambios. Los cambios tienen consecuencias intrínsecas en su entorno y no siempre sabemos en qué dirección son esas consecuencias.

Estos entornos; aunados a lo que platicamos sobre los grandes avances en materia de innovación tecnológica, así como un orden social que empuja con velocidad a la democratización, globalización y solución de problemas profundas con nuevas formas y combinaciones de uso de tecnología o modelos de negocio, ha creado un ambiente en donde la innovación pase de ser algo “bueno de tener” a una herramienta básica de supervivencia de toda organización. Además hoy tenemos una nueva V que es de velocidad. Es decir los cambios en el entorno VUCA dadas las posibilidades tecnológicas y el nuevo orden social, operan a velocidades que antes eran difíciles de imaginar en la vida de una generación completa.

Los frutos de la innovación

Hasta hace no mucho tiempo, pensar en que habitaremos otros mundos era una locura. Hoy día para muchos jóvenes no solo no es irracional, si no que son optimistas de que suceda en un futuro no muy lejano. Quizá las generaciones jóvenes puedan presenciar tal evento ya que gracias a los cambios en materia de medicina, biogenética y tejidos, la esperanza de vida incremente.
Lo que cabe resaltar es que estos cambios crean nuevas condiciones de mercado y nuevos retos de consumo que impactan (por la complejidad en la que estamos conectados) a todos los rubros de alguna manera (no siempre previsible) y en formas difíciles de anticipar.

Lo que nos queda por entender, es que vivimos en un momento de la historia en donde como nunca hemos creado posibilidades para cambiar y que eso habilitará cambios mucho más profundos y mucho más rápidos que todos los que ya hemos atestiguado. Es decir, para todos los que tenemos arriba de 35 años, con un poco de reflexión pensando simplemente en el celular que cargamos en nuestras manos y el poder de cómputo que eso tiene comparándolo con lo que era la primera computadora que pudimos conocer es evidente que hemos avanzado de forma impresionante y a una escala increíble. Y lo que hoy nos propone el futuro es que en los años por venir, lo que hemos atestiguado en términos de velocidad de cambio será poca cosa, ya que dichos cambios siguen una curva exponencial, (como lo han hecho desde hace años).

¿Cómo ser una persona más innovadora?

Es una realidad que en algunos años una gran parte de la población del planeta se quedará sin trabajo porque simplemente el trabajo como hoy lo conocemos dejará de existir. Como desde hace muchos años, forjar, taladrar y moldear dejó de ser un trabajo de martillos y pasó a ser un trabajo de prensas y máquinas. Y aún no sabemos cuándo exactamente, cómo y hacia dónde va a cambiar. Lo que es una realidad es que va a pasar y yo estoy seguro de que va a pasar mucho antes de lo que nos queremos imaginar.

Y ahí está el dilema de la evolución. Si ya sabemos que va a cambiar, ¿por qué no nos movemos de lugar a tiempo? Entonces, ¿existen hoy más o menos Einsteins, Bells o Da Vincis que en el pasado? ¿Somos hoy más innovadores o menos innovadores que antes?

Creo que somos “como personas” las mismas que antes, pero que nuestro entorno y nuestro orden social nos han posicionado con posibilidades y necesidades que hacen que la innovación sea el pan de cada día. El gran dilema de nuestros tiempos es que estamos en un mundo que nos exige innovar, pero nuestro “sistema operativo”, la manera en la que estamos cableados aún no termina de evolucionar para ese entorno (para allá vamos) pero aún no nos es tan natural.

Nuestra arma para innovar está en la creatividad y posibilidad de conectar de forma útil, racional y creativa ideas que antes eran extrañas. Nuestra herramienta para hacer eso es nuestro cerebro. Y ahí algunos retos que tenemos primero que reconocer.

Abre tu mente a la innovación

Reto 1

Nuestro cerebro es una máquina que le gusta optimizar y automatizar. Es decir, está hecho para crear rutinas. Y dada una rutina, siempre tomará el camino más fácil.

Reto 2

Nuestro cerebro no distingue esencialmente sobre qué hábitos son buenos o malos. Se alimenta básicamente de lo que le expongamos en el día a día. Es decir, nuestro cerebro no juzga. Simplemente procesa lo que le ponemos día a día en su atención. Si todos los días lo alimentamos de Facebook, nuestro cerebro se vuelve muy bueno para Facebook, si todos los días lo alimentamos de ajedrez, nuestro cerebro se vuelve hábil para entender el ajedrez y así con todo estímulo.

Reto 3

Cuando le pedimos a nuestro cerebro cambiar o lo retamos con alguna idea que es distinta a nuestros paradigmas actuales, esencialmente lo que le estamos pidiendo es que ignore todo lo que tiene automatizado y tome una ruta desconocida, obscura e incierta (cosa que no le gusta).

Si reconocemos estos retos, podremos ponerle algo de técnica y razón a lo que siempre hemos conocido como “resistencia al cambio”. Dentro de muchos otros factores, incluyendo los procesos emocionales que operan en el cambio, la realidad es que a nuestro cerebro le cuesta trabajo cambiar porque parte de sus funciones así operan. Y esto es así para todos, es decir; todos tenemos este fenómeno de resistencia al cambio pues así funciona el cerebro de todos.

Lo que es una realidad es que, como lo planteamos en párrafos anteriores, nuestro cerebro se hace bueno para todo aquello a lo que lo exponemos. Si nuestro trabajo del día día tiende a ser rutinario y nuestro actuar diario fuera del trabajo es rutinario ,no será de sorprender que un cambio a nuestro cerebro le genera mucha resistencia. En cambio, si nuestro cerebro está constantemente expuesto a cambiar, a resolver problemas de forma creativa, a conectar puntos de forma distinta a los paradigmas actuales, entonces nuestro cerebro presenta menos problemas para poder cambiar. Y lo que pasa hoy en nuestro entorno y la presión que tenemos para innovar es que cada vez, voluntaria o involuntariamente, nuestro cerebro está expuesto a cambios y más cambios y más cambios y eso evolutivamente lo hará ser más capaz de innovar.

¿Qué hacer para que la innovación se dé?

Por lo pronto reconocer cómo funciona y hacer esfuerzos intencionales por entender por un lado nuestra resistencia natural, y por otro lado dejarnos llevar a nuevas formas de ver con curiosidad el mundo y alimentar nuestra capacidad creativa de solución de problemas.

PEPEH : Un Modelo Práctico

En Instituto Mudanai hemos trabajado con el dilema de la innovación durante los último 10 años con cientos de personas a través de diferentes equipos de trabajos en diferentes organizaciones de todo el mundo. De nuestra experiencia queremos proponerte lo que nosotros consideramos un modelo práctico para lograr la innovación en ambientes empresariales.

Como ingenieros siempre consideramos que todo en la vida debe tener un “how to” para lograrlo. De esa reflexión y la experiencia empírica de trabajar con mucha gente es que hemos sintetizado que para que la innovación se dé, se deben dar lo siguientes elementos que nombramos bajo el acrónimo PEPEH.

P: Persona

cerebro humano

El primer elemento es la persona. Y concretamente el cerebro de la persona. Es conocer y reconocer cómo es que funciona nuestro cerebro, cómo funciona nuestra creatividad, saber que una parte importante de nuestras decisiones operan en la parte subconsciente e inconsciente de nuestro cerebro y atacar mitos claros con los que muchos crecemos, como el pensar que no somos una persona creativa. Es decir, entender que la creatividad es un elemento físico que obedece a nuestro cerebro. Entender que todos, con nuestras facultades mentales completas, tenemos toda la posibilidad de ser creativos.
Saber también que si bien todos somos creativos, no todos somos creativos de la misma forma pues existe la Diversidad Creativa que consiste en:

  • Nivel de creatividad: Qué tan expuestos estamos en nuestro día a día a procesos mentales creativos o qué tan al día a día es una herramienta de trabajo para nuestro cerebro. Como hemos visto en párrafos anteriores, mientras más utilicemos el pensamiento creativo mayor nivel de creatividad tendremos.
  • Estilo de creatividad: No todos tenemos la misma aproximación en la creatividad. Habemos personas que nuestra aproximación a la creatividad es muy estructurada y ordenada (imagina un científico en su laboratorio) y habemos otros que la aproximación creativa es más desordenada e intuitiva (imagina un artista pintando un lienzo).
  • Motivación: La motivación que tenemos para resolver los problemas también tienen un nivel de influencia en la aproximación creativa que puedo tener si es un problema en el que me encuentro de forma intrínsecamente comprometida a resolver tendemos a sacar más recursos para hacerlo (recuerda que ser creativos es en ocasiones tomar la ruta larga en nuestro cerebro).
  • Oportunidad: Existen también circunstancias que favorecen la generación de ideas poderosas o disruptivas el rodearnos de estos entornos o circunstancias es importante para la generación de estas.

E: equipo

Trabajo en equipo


No existe una sola combinación de diversidad creativa ideal para cada problema, por lo que la creatividad y la innovación es un deporte en equipo. El trabajar en equipo nos permite disminuir el sesgo de nuestros paradigmas comunes y tener mejores aproximaciones heurísticas que pudieran promover que soluciones creativas salgan a flote en una discusión.

El equipo nos da un sistema de soporte que nos ayuda a vencer de forma positiva los retos.
La innovación requiere optimismo, pensar que es posible resolver de forma diferente nuestros problemas y el equipo juega un rol social importante para que esto se viva. El equipo aporta talentos complementarios que nos ayudan a retar nuestras ideas para poder estirar las soluciones.

Mal manejado el equipo también puede influir de forma negativa buscando llegar al “acuerdo del líder” o cuando en el equipo se enjuicia y penaliza la generación de ideas creativas. Es importante que se trabaje con los equipos para que logren madurez de trabajo para lograr creatividad.

P: procesos

La innovación sigue un proceso y es un proceso que seguimos de forma mental. En ocasiones pensamos que la innovación es un proceso caótico sin orden que implica darle muchas vueltas a algo y luego súbitamente nos iluminamos y llegamos a algo. Y la realidad no podría ser más distinta a esto:

La innovación en realidad es un proceso claro donde aplicamos divergencia y convergencia de ideas e hipótesis. Por un lado generamos alternativas, y por otro lado nos forzamos a definir entre ellas para posteriormente volver a iterar .

ZOOM OUT – ZOOM IN – ZOOM OUT.

Y de esa manera vamos entendiendo o replanteando el problema hasta llevarlo a la solución que nos genera más valor.

HE: herramienta

La última parte de nuestro modelo son las herramientas.

Ni para innovar necesitamos inventar el hilo negro

Existen un sinnúmero de herramientas mentales y procesos de trabajo probados que nos ayudan a lograr resultados plausibles y previsibles en cuanto a la innovación se refiere. Técnicas como Design Thinking o Value Engineering son ejemplos claros de procesos ya hechos, herramientas que nos ayudan a seguir un camino concreto para lograr resultados.
Lo que toca es reconocer que son parte del modelo y elegir la herramienta que es adecuada al reto de innovación que tenemos en frente.

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Trabajo en equipo